El Cura Bedesmero fue al Bar Del Sublime Morir y se sentó en la barra al lado del Somelier del BDSM.
– Se me acabó el vino misal.
– Y yo necesito una expiación.
– Yo puedo arreglar eso.
– Y yo te puedo conseguir el vino.
– Pues entonces hijo no se diga más y vamos al Calabozo.
– Vamos Padre.
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