– Qué, acaso enloqueciste?
– Pero si nadie se va a dar cuenta.
– Tú crees?
– Por supuesto que sí. Yo no la uso y nadie ha dicho nada.
– Pero tu eres hombre.
– Y?
– Lo pensaré. En todo caso yo ya sabía que no la usas.
– Así te diste cuenta antes o después que me saqué la sotana.
– Uff, eres incorregible, mejor salgo del confesionario antes de que lleguemos a mayores.
– Hermana no se vaya, aún tenemos tiempo. O prefiere un reclamo formal a su Madre Superiora?
– Y si yo lo aviso al Obispo?
– Ah sí, y perderse estás calurosas confesiones? Lo dudo mucho. Venga, anímese.
– Mañana lo sabrá.
El Cura Bedesmero lo hizo de nuevo.
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