El Gran Guerrero Kulai llevaba 10 años meditando y sólo 4 veces al año interrumpía su meditación para alimentarse, asearse y responder tres preguntas.
En esta ocasión le preguntaron si sabía de la guerra cruenta que se desarrollaba; Sí. Si iba a ayudarlos a pelear; No. Si, sabía lo que le habían hecho a su familia; No, pero ahora lo veo. Quiero que todos regresen a meditar. Voy y vuelvo.
Se colocó su antiguo traje de batalla y se enfrentó al ejército invasor. Todos rieron al verlo en solitario.
– Quién mató a mi familia?
Un general a fondo levantó su lanza al momento que un tiro certero de Kulai le arrebataba la vida.
– Ahora váyanse en paz o mueran.
El ejercito se le tiró encima. En ese momento Kulai dejó salir toda su ira. Fueron sólo 23 minutos, pero suficientes para diezmar a todos.
Regreso al monasterio bañado en sangre y se sentó a meditar hasta que murió.
Elegante… yo ahora lo voy a dar un toque sarcástico… el habito no hace al monje…
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Por supuesto jeje 😉
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