Jaún por fin llegó a su trabajo. Se dirigió a su puesto, giró la silla con pedales y empezó.
Con la energía que el generaba pudo encender su ordenador e iniciar su trabajo.
Tan sólo necesitaba medio día de pedaleo para poder trabajar sin esfuerzo el resto de la tarde.
En una economía sin impuestos estatales y dónde el único distribuidor de electricidad es el estado, resulta que el costo de la electricidad es carísimo y por lo tanto todos hacen sus esfuerzos para usar fuentes de energía no convencionales y renovables.
La externalidad positiva de esta práctica de las empresas es que sus trabajadores de escritorio se mantienen en buena forma.
Jaún pertenece a este grupo de trabajadores y por eso paga su pasaje en el transporte público. Otros, prefieren pedalear en el primer piso de los buses y cargar sus baterías.
Así que, raya para la suma, en New World la mayor parte de la población pedalea, ya sea viendo tele en su casa, yendo al trabajo o trabajando… Como dice el dicho, “siempre hay un momento y una razón para pedalear“.
Así acabaremos
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😦
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