Un alquimista sin vista no es alquimista
La mujer volvió a ser mujer y él completó la transmutación: un pene de oro de 43 cm. La duende se lo arrebató y le dejó los ojos guinda.
La mujer volvió a ser mujer y él completó la transmutación: un pene de oro de 43 cm. La duende se lo arrebató y le dejó los ojos guinda.
– Meda goal ed ut deduen, led mataño tanfalte, ol mutranstaré ne oro. Ella sacó un bastón del portal. El pensó que era codiciosa.
– Dana ed tostra. La duende tomó a la mujer, le regaló dos toronjas y brotes de alfalfa. La dejó en coma. – On, oy dopue yuadarte.
Una horripilante duende saltaba alrededor del pentagrama tratando de tomar la cabeza pero no podía. Escupía saliva, hacía burbujas.
Justo a la media noche terminó la preparación del ritual: el pentagrama dentro del círculo, los ideogramas en cada punta y la cabeza…
– Debes confiar en mi, no sólo soy tanatólogo además soy alquimista. Se bien lo que debemos hacer o tu morirás. Dame esa cabeza.
– Y qué parte tiene usted? – La cabeza. – Por casualidad la trajo? – Decidí conservarla para la buena suerte. – Resulta lo contrario.
– Usted es la única que queda. Soy médico, quiero ayudar, qué está pasando? – No me va a creer, robamos los genitales de oro de un duende.
– Solo conozco 7 víctimas, quienes son las otras? – Son dos mujeres, una en coma, anfitriona de la fiesta, y la otra está en mi oficina.
– Inspector, yo soy el forense del caso del asesino frutero, tiene alguna novedad? – Sí, los 9 se conocían o conocieron en una fiesta.
Los 7 casos conocidos, incluido el último de la mujer con los melones y el repollo, tienen por denominador común la riqueza instantánea.
Se despertó con un ardor en la entrepierna, encendió la luz y vió una nota bajo un frasco: me llevo lo mío, firma, el asesino frutero.
La luz del tanatorio se fue, el duende había entrado. – Teve dimalto deduen o et demalciré a it y ut mifalia. La fruta desapareció.
Tees se nu jemeplo led gualenje basirelico. Is cudesbres sus sod glasre leda conci treesllas. Is on, le deduen ed al tafru et av a sivitar.
– Los duendes son seres transdimensionales, con matriz de probabilidades cuánticas más amplia que la nuestra. Así hacen prodigios.
– Doctor, ve las coseduras? – No hay, la fruta está integrada a la piel. – Y eso? – Eso es magia, traviesa y perversa, un duende.
– Doctor! Apúrese, tiene que ver este cadáver! – Dios santo! Esas son guindas? – Sí, pero vea, hay un plátano y dos kiwis también.