Cada vez que Angelic le daba la espalda al espejo del hall escuchaba rumores por detrás. Tanta rabia acumuló que lo quiso romper.

Todo ser vivo cuya vida queda inconclusa puede convertirse en un alma en pena. Leones muertos siguen a su presa, no escapará.

Los cuidadores del zoológico tardaron en descubrir que la Jirafa era la que estaba devorando al resto de los animales.

Observaba a sus trescientas ovejas con serenidad, cuando notó que le faltaba una y luego otra más cada segundo. No pudo huir.

– Ya llegamos? – No. – Ya llegamos? – No. – Ya llegamos? – No. – Ya llegamos? – No. – Ya llegamos? -… Bienvenidos, dijo Pedro.

Siempre adicta a las selfies y la típica pose con los labios pronunciados hacia delante, sufrió una parálisis fácil.

Cuando vives solo en un departamento y a eso de las 3:33 A.M. oyes risas, gritos, se encienden y apagan luces, y silencio.

Se durmió escuchando esa canción «Sweet Dreams». Se quedó pensando en tortas y pastelillos. Se quedó en un coma diabético.

La chica daba pasos apresurados y nerviosos, mientras por atrás se acercaba un tipo. Cuando estuvieron lado a lado lo acuchilló.

La chica daba pasos apresurados y nerviosos, mientras por atrás se acercaba un tipo. Cuando estuvieron lado a lado lo acuchilló.

Frank abrió un portal necromante, desde dónde las sombras cercanas permitían en ingreso de creaturas necrófagas. Hasta la noche.

Francisco regresó en coma desde la selva. Una rara variedad de zancudo le picó. Mientras se llenaba, su cabeza se achicaba.

Cuando le regalaron ese set de uñas «acrílicas», nadie le dijo que eran de una exvampiresa. Ahora disfruta las sangrías.

La linterna se apagó. La cámara dejó de filmar. Pero la grabadora registró todo. – Quién eres? – Quiero tu cuerpo. – No. Sí.

Un esqueleto negro, de lo que fuera un bello corcel azabache, se dedica a comer rosas malditas para no verlas nunca más.

– Estamos listos. Inicio la incisión. Enfermera aplique las pinzas. Espere. Qué es eso!? De los intestinos surgió un parásito.

– Este es el peor lugar embrujado, porque los animales murieron odiando a los humanos. – Y qué hacemos aquí. – Pasarás la noche.

El viento nocturno levantó una teja por la que se colaron unos malos espíritus que ahora han poseído la vetusta casona.