Oda a Ximena Amunátegui


Qué si de amores imposibles yo sé un poco

Tan sólo verla los fuegos de artificio iluminaron el Cielo, el Paríso y tan deslumbre opacó al mismísimo Dios

Yo no ya había más espacio para otros, ni paraísos ni Dios, solo los dos

Un amor así o creaba su propio universo con sus dioses o se condenaba a lo imposible

Un triángulo al sur del mundo dio por terminado lo posible de un amor imposible

Ximena lo era todo, pero las sombras fueron terribles

De lo terrible el retorno es incierto salvo por el dolor eterno

Y asi la sangre gravitó a su destino final y la poesía voló hacia otros cuadernos perdidos

Sólo quedó el dolor de lo que no se pudo completar por toda la eternidad que se ha de cumplir.