Tarde comprendí la realidad.
Toda mi vida fue una gran pesadilla. Mi vida fue miserable, llena de sufrimiento frente a un Dios indiferente.
Y cuando ya todo parecía tener un final soso y por último nihilista, lo sentí a Él.
Era un sueño, su dulce sueño, mi pesadilla eterna. Fueron mis mil vidas sólo un instante para Él.
La vida es sueño? Claro, y a mí me tocó serlo de Cthulhu, pobre de mí.